Antecedentes: El tratamiento
de la disrupción esofágica ha cambiado en los
últimos años con tendencia hacia manejos selectivos
o no operatorios.
Objetivos: Evaluar factores relacionados a la perforación
esofágica (tiempo, lugar, grado de la disrupción),
que podrían influir en la indicación de manejos
conservadores.
Lugar de aplicación Centro de Emergentología
y Trauma
Población: Presentación de paciente
Método: Mujer de 49 años. Ingesta de conejo,
hace 32 horas, con dolor torácico y disnea leve.
Se realiza esofagograma con yodo hidrosoluble que detecta
probable filtración a nivel de D3. Una tomografia
muestra edema y confirma la perforación. Con esofagoscopía
rígida se extrajo un hueso de 2x3 cm., objetivándose
laceración de la mucosa de 8 mm. Se inicia conducta
expectante y a las 24 horas un tránsito esofágico
detecta pequeña fuga y la tomografía luz del
esófago reducida con medio de contraste en su interior
y también periesofágico, aumento de la densidad
grasa con signos de mediastinitis localizada.
Resultados:Ante una paciente con sólo disfagia,
se decide realizar manejo no operatorio, restricción
de la ingesta oral, hidratación y nutrición
parenteral y antibioticoterapia. Controles esofágicos
al séptimo día, con una pequeña espícula
transmural, y al décimo día normal. Alimentación
oral y alta.
Conclusión: La perforación esofágica
por cuerpo extraño varía ampliamente en etiología,
localización, severidad y pronóstico. Avances
en el conocimiento de la historia natural del proceso y
la eficacia de los estudios por imágenes han permitido
definir criterios para una abstención quirúrgica.
La antibioticoterapia apropiada y nutrición parenteral
contribuyen a la terapéutica