Antecedentes: El hígado es afectado en el 30 al
35 % de los traumatismos abdominales.
Objetivo: Mostrar nuestra experiencia en el tratamiento
de lesiones traumáticas hepáticas de diferentes
grados.
Marco de referencia: Hospital Interzonal.
Diseño: observacional retrospectiva
Población: 158 pacientes hospitalizados entre 1990
y 2004, siendo criterio de inclusión los traumatismos
hepáticos.
Método: Consideración de historias clínicas:
modalidad traumática, características y grado
de lesiones hepáticas; compromiso de otros órganos,
tácticas quirúrgicas empleadas y complicaciones.
Resultados:
-En 15 casos (9,60%), sin heridas asociadas, se realizó
tratamiento no
operatorio: 13 lesiones hepáticas grado I, II y 2,
grado III.
-En 94 lesiones grado I y II (59,60%), hemostasia mínima,
o sólo limpieza de cavidad por laparoscopía
o laparotomía.
-En 40 lesiones grado III y IV (25,20%), hemostasia directa,
necrosectomía y/o resecciones hepáticas.
-En 9 lesiones grado III y IV (5,60%), cirugía de
control del daño: 6, con balón de Sengstaken
Blackmoore, y 3, con packing.
56 lesiones con otros daños intraabdominales y/o
torácicos.
Hubo 92 complicaciones (58,30%): 57 transfusiones de sangre,
23 infecciones de heridas, 5 evisceraciones y 7 bilomas.
La mortalidad fue del 7 % dada en pacientes con lesiones
grado III y IV, y grado I y II con traumatismo encefalocraneano
grave.
Conclusiones: El 61,5% son lesiones leves que merecen gestos
mínimos o tratamiento no operatorio con controles
periódicos con TAC o ecografía.
El 38,7% son lesiones de mayor complejidad que necesitan
tratamientos quirúrgicos inmediatos y más
laboriosos: hemostasia directa, remoción de tejidos
necróticos, drenaje. Otra opción es la cirugía
de control del daño, con sonda balón o packing,
y una eventual segunda instancia quirúrgica.