AUTORES: Gastón Emmanuel Forza, Aldo Cincotta, Bruno Szyferman, Luis Silva, Emilio Rodrígues Santos
INSTITUCION: Hospital Diego Thompson
Antecedentes: Consideramos que el síndrome antifosfolipídico debe ser investigado más rutinariamente por los servicios de obstetricia, clínica médica, neurología, cardiología, dermatología, vascular periférico y terapia intensiva. Este síndrome es mucho más frecuente de lo que se piensa.
Objetivo: Informar a nuestros colegas profesionales sobre este síndrome y su relación con otros estados de hipercoagulabilidad, de forma tal que lo tengan presente en el momento de realizar diagnósticos.
Lugar de aplicación: Hospital Municipal de San Martín.
Diseño: Retrospectivo.
Población: Se estudiaron 97 pacientes que presentaban las siguientes patologías; trombosis venosa mayor del 90%, trombosis arterial menor del 10%, trombosis a repetición mayor del 50%, localizaciones inusuales, menor de 45 años de edad, historia familiar de trombosis, T.V.P./anemia hemolítica, trombocitopenia/neutropenia, pérdidas fetales recurrentes, livedo reticularis, úlceras cutáneas.
Método: Se les realizó: biopsia de la úlcera, necrosis isquémica y vasculitis necrotizante.
Ecodoppler de miembros inferiores negativo para T.V.P., y para reflujos: signos de hiperflujo.
Colesterol total 265 mg/dl, L.D.L. 191 mg/dl, triglicéridos 158 mg/dl, alfa2 globulina 0,8 g/dl, homocisteinemia 19,5 umol/l, factor anti-núcleo positivo1/320.
Inhibidor Lúpico: Russel DRVVT prolongado, no corrigió con plasma normal ni con plaquetas (abril/julio). Fibrinógeno 440,00.
Resultados: Los pacientes mejoraron la calidad de vida, curando su úlcera en más del 80 % de su tamaño inicial; el dolor y la exudación desaparecieron en forma total.
Conclusiones: Debe tenerse en cuenta como diagnóstico diferencial en muchas patologías. Su reconocimiento cambia enormemente el enfoque clínico terapéutico, lográndose resultados excelentes con tratamiento adecuado.
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